lunes, 8 de febrero de 2021

LAS TRIBUS, LOS PACTOS Y LAS ALIANZAS (08/02/2021)

 

TEMA 1: La alianza de Dios en la Historia Sagrada

1.1       La antigua alianza

LAS TRIBUS, LOS PACTOS Y LAS ALIANZAS

VISIÓN SOCIAL

La convivencia social es una necesidad humana, porque el hombre es un ser bío-psico-social que nace tan desvalido que su supervivencia es casi imposible sin el apoyo y la protección de otros individuos.

El hombre, para el sociólogo Emile Durkheim, es una sustancia indeterminada y maleable determinada y transformada por las fuerzas sociales. Así, el individuo es solo una categoría, que el grupo controla y moldea según sus características.

Este hombre vive desde su aparición en el planeta junto a otros conformando clanes o tribus. El término tribu pertenece al vocabulario más antiguo de las instituciones indoeuropeas. En su origen, describe una forma específica de organización social y política que existía en todas esas sociedades. Una tribu indoeuropea era la forma de organización social y política más vasta que existía antes de la aparición de la ciudad–Estado. Reagrupaba unidades sociales, de menor tamaño, como lo eran el genos y la fratría de los griegos, y la gens y la curia de los latinos.

Los aborígenes que poblaron el continente americano cuando llegaron los conquistadores españoles estaban agrupados en tribus y la autoridad era el cacique. Muchas de estas fueron tribus lograron destacarse por sus avances en diversas áreas y el esplendor que imprimieron a sus ciudades, tal es el caso de incas y de aztecas.

Para el antropólogo Morgan, una tribu es una sociedad completamente organizada y, por tanto, una forma de organización social capaz de reproducirse. Ilustra la condición de la humanidad en el estado de la barbarie, es decir, de la humanidad que ha salido del salvajismo, pero que aún no ha alcanzado el estadio de la civilización, de la sociedad política, del Estado.

Para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito, que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad completa de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo así, los derechos y deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social. El Estado es la entidad creada para hacer cumplir el contrato. Esta la idea base de Juan Jacobo Rousseau

 

Thomas Hobbes escribió su obra cumbre, Leviatán (1651), en un período de guerra civil en Inglaterra donde se discutió quién debía ocupar la soberanía, el Rey o el Parlamento. En ella define la necesidad de crear un contrato social para establecer la paz entre los hombres. Se plantea la cuestión del poder en términos muy generales, se pregunta por qué debe existir y cómo ha de ser. Para responder a estos interrogantes la figura del contrato social es clave, aunque Hobbes no use el término “contrato” (que usará por primera vez Rousseau) para referirse a ese pacto originario.

El pacto social no lo establecen los súbditos con su soberano, sino los súbditos entre sí. El soberano permanece fuera del pacto, es el único depositario de las renuncias a los derechos que poseían antes los súbditos y, por lo tanto, el único que conserva todos los derechos originarios.

Estos grupos sociales conforman alianzas, generalmente a efectos de defender su tierra y patrimonio. El término alianza está generalmente vinculado con la situación militar y a la protección que necesitaban los estados pequeños.  Ya en la antigua Grecia, los aliados debían pagar un tanto para la guerra. Arístides lo fijo en 460 talentos; Pericles lo aumentó en una tercera parte y acabó por subir hasta 1.300 talentos. En realidad, las exacciones de Atenas fueron más bien la ocasión que la causa de la revolución de los griegos. Una vez que las fuerzas de las armas se mezclaron en las cuestiones de los atenienses y sus aliados, las relaciones cambiaron de naturaleza. Atenas no vio ya en ellos aliados, sino vencidos. Para asegurar su misión y aumentar su propio poder, se apoderó de todas o partes de sus tierras y las distribuyó a colonos.

En ocasión de la Primera Guerra Mundial, Alemania, gobernada por Guillermo II de Alemania, consiguió en 1890 que tres potencias que tenían importantes diferencias entre sí: Francia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y el Imperio ruso, se aproximaran y terminaran por coaligarse como la Aliada Mayor Nacionalista para hacer frente a la Triple Alianza del Imperio alemán, Imperio austrohúngaro y el Reino de Italia.

En la Segunda Guerra Mundial, el bando de los Aliados se enfrentó a las potencias del Eje durante la segunda guerra mundial. Las principales potencias que conformaron ese bando fueron: Gran Bretaña, Francia, la URSS (desde la agresión alemana en junio de 1941), Estados Unidos (desde la agresión japonesa en diciembre de 1941) y China, que ya peleaba contra Japón desde 1937, antes del estallido de la guerra general.

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